Bueno, bonito, delicioso, suculento, así ha calificado el mundo nuestra
comida, para nosotros la educación del sentido del gusto empieza en el
hogar, desde pequeños acompañamos a nuestra madre al mercado, allí
aprendemos en un mar de olores y colores nuestro poder de observación,
probamos los sabores regionales y exóticos de nuestros 3 reinos de la
naturaleza, costa, sierra, selva, mesclas dulces y picantes,
desarrollamos nuestro sentido critico y agudizamos la curiosidad, la
sensibilidad.
La comida en el Perú es una celebración no una tarea domestica,
aprendemos en la mesa a masticar lentamente para paladear todos los
sabores, en vez de moler los alimentos hasta convertirlos en insípida
papilla; el instituto Francés del gusto dice que las pupilas gustativas
son medio millón de células, las del bulbo olfatorio son diez millones
de células, son los conductores de este concierto de sensaciones, en el
libro “ el gusto y los niños” hacen una semejanza con la música y dicen
que algunas personas tienen paladares musicales, otras son sordas a las
mas finas orquestaciones culinarias, afirma también que algunos seres
incluso son daltónicos tratándose del gusto.
Las comidas familiares son nuestra mejor escuela de gastronomía, viene
desde la época de los incas, pasando por los aportes de los inmigrantes
chinos, negros y de otras regiones.
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