lunes, 22 de junio de 2015

LA SOCIEDAD Y LA PILDORA

En esta sociedad hay muchas cosas que no están bien, pero que se ha pensado que si lo están, por ejemplo la virginidad en la mujer, de hecho la virginidad no debe ser parte de esta nueva estructura social, ya que hace que la mujer permanezca sin tener conciencia de la vida que tendrá que enfrentar cuando se case, se debería dejar que los muchachos y muchachas conozcan el sexo antes de casarse para que sepan a lo que van y vean si lo quieren o no, porque antes de decidir tu compañera o compañero apropiado es teniendo muchas experiencias con diferentes tipos de personas.

Particularmente después de la invención de la píldora, es absolutamente absurdo que un hombre tenga que casarse con una mujer que no haya conocido íntimamente, o una mujer tenga que casarse con un hombre sin haberlo probado, la píldora debió haber sido una gran revelación, pero las religiones y el gobierno obstaculizan esta revolución, ellos creen que la píldora es una invención del mal, ya que estas no permiten la concepción y se pueden tomar antes de hacer el amor y hay otra llamada del día siguiente que como su nombre lo indica se puede tomar y evitar el embarazo, también está la de 5 días después, estas podrían ser distribuidas en todas las farmacias y centros de salud del país con las indicaciones respectivas de un médico y suministrada a la mujer gratuitamente que haya sido violada.

Con la disponibilidad de estas píldoras el hombre y la mujer pueden experimentar hasta llegar a la persona con quien querrán estar por siempre, no es necesario apurarse y correr a la iglesia, pueden estar algunos años y ver como fluye su intimidad, si se profundiza o si con el tiempo desaparece, para así decidir con mayor precisión por el compañero de tu vida, conociendo con quienes son polos opuestos, con quienes hay algo tibio, con quien encuentra una armonía apasionada y el adulterio disminuirá.


Si casi en todo el mundo los matrimonios son tan miserables, una de las razones es que no se les permitió conocer a muchas mujeres o muchos hombres antes de decidir casarse, de otra manera hubieran elegido mejor a la persona que armoniza con ellos, se consultan a los astrólogos como si las estrellas se ocuparan de ti, se consultan a los quirologos como si las líneas de las manos fuesen a dar indicaciones de cual será tu compañera adecuada, se consultan los esquemas celestes y la fecha de nacimiento, la tuya y la de tu compañera tratando de encontrar alguna ligazón con la vida que vas a vivir, pero estas son racionalizaciones con las que el hombre trata de consolarse, se dice a si mismo que ha tratado de todas las formas de conseguir la compañera o compañero apropiado.

sábado, 6 de junio de 2015

PERÚ PARAÍSO DEL MUNDO


IGNACIO MERINO MUÑOZ

La  república quiere expresarse de otra manera y al iniciarse una nueva era nuestros pintores viajan al viejo continente, el siglo XIX produce dos figuras principales, Ignacio Merino y Francisco Laso.

Ignacio Merino nació en Piura en el norte del Perú en 1817, se va muy joven a Francia como discípulo de Delaroche y Monvoisin, educado en una época en que el romanticismo derivaba hacia las representaciones históricas, se afilio decididamente a esa tendencia, su imaginación se entregaba a las evocaciones caballerescas, alejándose de las escenas de la historia del Perú, no lo atrajo ni el incanato ni la colonia.

Fue un maestro en las grandes composiciones con un absoluto dominio del dibujo, Merino tuvo una equilibrada inclinación hacia lo decorativo “el rojo Merino” se hizo famoso y está presente en la mayoría de sus cuadros, en las que acusa una maestría impecable y rotunda, su dramático cuadro “la venganza de Cornaro” cuentan que se quemó en el incendio del palacio de gobierno en 1821.

Otros de sus cuadros:

La mano de Carlos V
La venta de los títulos
El fraile pintor
Aparición del arcángel Rafael en casa de Tobías
Un bravo
Frailes cantando


Muchas de estas obras se conservan en la pinacoteca municipal Ignacio Merino, otras están en colecciones particulares y son testimonios inobjetables de su posición en el terreno de la pintura, murió este gran pintor nacional en París en 1876, dejando un vacío en el arte.