La república
quiere expresarse de otra manera y al iniciarse una nueva era nuestros pintores
viajan al viejo continente, el siglo XIX produce dos figuras principales,
Ignacio Merino y Francisco Laso.
Ignacio Merino nació en Piura en el norte del Perú
en 1817, se va muy joven a Francia como discípulo de Delaroche y Monvoisin,
educado en una época en que el romanticismo derivaba hacia las representaciones
históricas, se afilio decididamente a esa tendencia, su imaginación se
entregaba a las evocaciones caballerescas, alejándose de las escenas de la
historia del Perú, no lo atrajo ni el incanato ni la colonia.
Fue un maestro en las grandes composiciones con un
absoluto dominio del dibujo, Merino tuvo una equilibrada inclinación hacia lo
decorativo “el rojo Merino” se hizo famoso y está presente en la mayoría de sus
cuadros, en las que acusa una maestría impecable y rotunda, su dramático cuadro
“la venganza de Cornaro” cuentan que se quemó en el incendio del palacio de
gobierno en 1821.
Otros de sus cuadros:
La mano de Carlos V
La venta de los títulos
El fraile pintor
Aparición del arcángel Rafael en casa de Tobías
Un bravo
Frailes cantando
Muchas de estas obras se conservan en la pinacoteca
municipal Ignacio Merino, otras están en colecciones particulares y son
testimonios inobjetables de su posición en el terreno de la pintura, murió este
gran pintor nacional en París en 1876, dejando un vacío en el arte.
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