La coca, es una hoja de arbusto, clasificado por los naturalistas como
perteneciente a la familia de las eritroxíleas; esta hoja es una especie
de alimento para todos los descendientes de los incas en América del
sur, y la suponen llena de muchas virtudes, curar y adivinar.
Con la ceniza de quinua o de espinos de cierta clase amasada en bollos
pequeños, o con papas cocidas, en algunos pueblos la mascan con la hoja
de coca, mordiendo de cuando en cuando un pequeño trozo del tamaño de
una lenteja, y un trozo mayor cuando hay mucho vicio, en otros lugares
usan cal viva en unos mates tapados, del que extraen con un palito
redondo, del calibre de un lápiz, para chupar la parte de cal que sale
adherida, a esta composición o lejía la llaman Llucta, y es para la coca
lo que la sal para los alimentos, al probarla uno siente que se le
estrecha la garganta, como si se hiciera gárgara con alumbre.
Sin embargo nuestros hermanos indígenas, con una pequeña bolsa de coca,
un poco de cancha o anca (maíz tostado) un trozo de charqui (carne
salada reducida a tajadas delgadas) suelen atravesar grandes distancias,
sin necesitar otro alimento.
Es gracias a la hoja de coca que han podido sobrevivir, admira como
viven en sus cabañas, sustentándose solo con la Lagua, que es una
mazamorra de maíz molido con cecina, y algunas veces sin cecina, también
de tostar y moler la cebada; del chuño molido y de la cutipa, que es el
afrecho alto y delgado que sale del trigo, del choclo horneado y
guardado, y de la papa asoleada, hacen también la lagua, llaman a la
primera chochoca y a lo segundo cocopa o cañihuaco.
No esta fuera del caso hablar, que conforman un ejercito extraordinario,
con coca y cancha, atraviesan enormes distancias, pues existe la
versión que en 1,837 recorrieron en veinte días 400 leguas, desde Tarija
hasta arequipa, llegando en el acto a combatir como si nada hubiesen
andado.
Tímidos y desconfiados por carácter, y escarmentados de lo que han
sufrido por parte de todos los dominadores, si un viajero les pregunta
¡cuanto dista el lugar tal! Aun cuando este se halle a poca distancia
contestan siempre con humilde tono, chaillallapi taytito (aquí cerca
padrecito) como para deshacerse del que pregunta, desconfían de todos
los que no les pertenecen.
En sus caras sucias y flacas, algún día se encenderá la alegría y cantaran:
Los picaflores reverberan en el aire
Las palomas dicen tinyay tinyay
Porque hay alegría en sus pechitos
Taytakuna, Mamakuna.
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